sábado, 6 de junio de 2015

TRUCOS EN LA LACTANCIA

Mi hija ha estado unos días enferma. No comía demasiado y sólo quería estar acurrucada conmigo todo el tiempo posible.
Hace un año que ella se destetó y el otro día pensaba en lo bien que estaríamos si aún lactara. Le podría proporcionar consuelo y alimento. A todos nos pasa, y con más razón los niños, que cuando estamos enfermos necesitamos más cariño y más abrazos. Echo de menos ese contacto tan nuestro de cuando mamaba. Sigue siendo muy cariñosa y busca siempre mis caricias, pero cuando le daba el pecho parecía que estuviésemos en nuestro propio mundo.

Soy defensora de la lactancia materna. Aunque entiendo que la situación de cada madre es única con su bebé, me apena oír cuando han recurrido a la lactancia artificial exclusiva por elección o por dificultades.
En mi caso fue mixta, pero el pecho no se lo dejé de dar nunca y sólo complementaba con biberones si la veía con más hambre.

Hay que ser muy perseverante para conseguir una lactancia materna satisfactoria porque al menor problema los pediatras enseguida aconsejan lactancia artificial y no apoyan ni ayudan a intentar seguir con la lactancia materna. Y aunque los niños alimentados con biberón crecen igual de bien o incluso engordan más que los alimentados con lactancia materna, siempre he creído que nos debemos alimentar con la leche que produce nuestra especie ya que la fabricamos a medida y adaptada a nuestras necesidades nutricionales.

Arriba las tetas!


A continuación voy a contar varios trucos que aprendí por mi cuenta en mi periplo con la lactancia:

- No tengas miedo de las pezoneras, son tus amigas. Hay gente que tiene facilidad para aprender a dar de mamar correctamente a la primera. Si no es tu caso (como no fue el mío) y acabas con los pezones sangrantes y doloridos, no abandones, usa pezoneras. Son de silicona, se pueden lavar y, en principio, tu bebé no tendrá problemas en adaptarse a mamar con ellas. Cuando hayas mejorado la posición de mamar y te hayas recuperado de las molestias, intenta poco a poco dejar de usarlas. Verás como va a mejor, y sino siempre puedes volver a ellas.

- Pasa de los tiempos que te dé el pediatra. Dudo mucho que hace siglos la gente estuviese controlando el reloj para no pasarse de los 10 minutos de rigor impuestos por pecho. No había leche artificial y los niños mamaban lo que querían, que es como debe ser. Sólo es una moda sin sentido que empezó en los años 70, y ha ido tan bien que hoy en día la lactancia materna no es lo normal sino la excepción y las matronas tienen que hacer hincapié en ello. A mi también me dijeron 10 minutos por pecho. Lo normal con mi hija era que estuviese unos 20-25 minutos en cada uno. Al principio, especialmente las primeras semanas, se pueden pasar horas mamando/dormitando. A mi también me extrañaba que estuviese tanto rato, pero es lo normal y no hay que alarmarse. Es cansado pero al mismo tiempo es algo que necesitan, el contacto piel con piel con su mamá. Con el tiempo aprenden a mamar más rápido y hacen las tomas más cortas.

- En relación con el apartado anterior, me di cuenta de que a partir de los 3-4 meses, la toma nocturna era más corta. Aguantaba como mucho 20-25 minutos mamando. Si mama de los dos pechos eso significa que sólo mamará de uno, se quedará dormido antes de llegar al segundo. En mi caso, lo que hice fue darle 10 minutos de cada pecho y así no me quedaba un pecho descompensado, a punto de reventar porque le faltaban aún 3-4 horas para que lo vaciasen. Y un pecho lleno, duele.

- Mejor cambiarle el pañal cuando se despierta por la noche antes de la toma que después de ella, que se habrá quedado dormido y le podrías despertar con el cambio. Y, créeme, no querrás despertarle...

- Los discos absorbentes son tus aliados. Personalmente, al mínimo roce en una hora próxima a una toma hacía que corriesen ríos de leche por mi camiseta. Estuve usando un sujetador con foam y sin aros de diario. Para dormir la mejor solución que encontré fue usar un sujetador bandeau, fácil de bajar, sin tirantes ni cierres y los discos conservaban la leche en sus sitio.

- Te dirán lo quieran, pero el cojín de lactancia es el mejor invento del mundo. Por mucho que digan que con un par de cojines se puede sustituir... mentira! No hay nada mejor que poder descansar los brazos para dar de mamar, que puedes llegar a estar hasta hora si empalmas con una siesta.

- El problema de salir de paseo es que si toca darle una toma te falta el cojín de lactancia. Hay muchas cafeterías o restaurantes dónde las sillas no tienen reposabrazos y al final te acaba doliendo el brazo. Una solución que encontré fue llevar en la cesta del cochecito un cojín pequeño, de 50x20 cm, que me servía de apoyo.

- Si te da pudor dar el pecho en público una opción es tapar con un fular la parte expuesta, de manera que no se vea. El problema llega cuando tu hijo se hace mayor y quiere ver el mundo y girar la cabeza 20 veces mientras mama. En ese punto, el fular deja de tener utilidad. También venden fulares o una especie de delantales hechos a propósito para estos casos, pero me parecen muy caros cuando  un fular fino (y mucho más barato) puede cumplir la misma función.


No sé si estos trucos le servirán a alguien pero por lo menos quedan apuntados en algún sitio para que no se me olviden...XDD

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