domingo, 28 de septiembre de 2014

EL PARTO DE SOFÍA

Antes de que con el tiempo olvide más detalles quiero dejar anotado para el futuro cómo fue el nacimiento de Sofía, para que quizás ella quiera leer algún día como fue el proceso.


     Ya llevaba una semana de retraso y estaba muy verde. El día anterior Alexia, la nueva ginecóloga, me había estado tocando a ver si me provocaba ya el parto. Si no, tenía cita para que el jueves 5 de septiembre me lo provocasen con Oxitocina.

     El martes 3 de septiembre, hacia las 18.45 tuve la sensación de que se me escapaba pis. Fui al baño y me encontré las braguitas un poco mojadas. En principio no le di importancia pero 2 minutos más tarde volví a sentir esa sensación. Fue en ese momento cuando le dije a Bruno: o me estoy meando encima o creo que he roto aguas! 

Nos lo tomamos con calma: acabé de hacer la maleta, me cambié y avisamos a la madre de Bruno para que nos llevase a la Clínica, porque el aparcamiento es en zona azul e íbamos a pasar bastante tiempo allí. Elia estaba muy contenta y más nerviosa que yo. El padre de Bruno tenía guardia.



En la sala de espera, deseando ver ya a Sofía.

     Llegamos a la Clínica a las 19.30 y estuvimos en la sala de espera aguardando a que llegase la comadrona. Empecé a soltar cada vez más agua y dejé el suelo empapado. Llegó Maribel, mi comadrona, y pasamos a paritorio para explorarme. Me confirmó que había roto aguas pero que Sofía no estaba encajada y no se había borrado aún el cuello del útero ni había dilatado. Yo me encontraba muy bien y me dijo que al haber roto aguas me tenía que quedar ingresada en la habitación. Me comentó que esa noche empezarían las contracciones y que aguantase todo lo que pudiese, porque una vez me pusieran la epidural se ralentizaría el parto. Ella se fue a su casa y me dijo que en el caso de que empezasen a dolerme mucho las contracciones avisase  a las enfermeras y ella vendría, pero que me veía muy verde. Bruno se fue a cenar fuera y me trajo un bocadillo mientras Elia me hacía compañía porque con la espera, había pasado la hora de la cena en la planta.



Ñam! Bocata de pollo y queso

     Hacia las 23.00  empezaron las contracciones. Cada 5-7 min llegaban 10 segundos de dolor, no exagerado pero si molesto. Bruno tenía su propia cama y se durmió hacia las 12.30. Y aquí fue cuando empecé a contar los minutos hasta las 8.30, hora en la que la comadrona vendría a verme. 
Estaba molesta, intentaba dormir pero el dolor no me dejaba e iba paseando por la habitación, al baño, al balcón... Cualquier cosa con tal de distraerme. Intenté leer pero no me concentraba y en la tele, de madrugada, no daban nada bueno.
 
    A las 7 me fui a duchar para matar el tiempo y desperté a Bruno a las 8... (Si, si, el campeón durmió 7 horas y pico del tirón pero es que poco podía hacer).

     A las 8.30 llegó mi suegra y al saber que había tenido contracciones cada 5 minutos toda la noche yo sola sin llamar a nadie se fue directamente a la enfermería e hizo llamar a la comadrona, que llegó 15 minutos más tarde pensando que ya estaba de parto. Me llevó a paritorio, me miró y vio que aún estaba sin dilatar. Me dejó subir a la habitación y desayunar un yogur y una magdalena. 

De camino de nuevo al paritorio las enfermeras de mi planta me comentaron que habían estado haciendo apuestas sobre a qué hora no aguantaría más y las avisaría para llamar a la comadrona y que me pusiesen la epidural. La hora tope que tenían era a las 4. Alucinaban que hubiese aguantado tanto...


   A las 9.30, ya en el paritorio la comadrona me puso los monitores, vio que Sofía estaba bien y que seguía verde, con contracciones de nivel 40 sobre 100 (a partir de 80 consideran que son fuertes de parto)

Sofía no paraba de moverse y era muy difícil de detectar con los monitores (exactamente igual que las última tres semanas). 
Las contracciones empezaron a hacerse más fuertes y empecé a resoplar cada vez más a menudo. Por el monitor veía algunas contracciones de 80/100, pocas pero alguna. La comadrona me pedía que aguantase todo lo que pudiese. 
Alexia vino a verme y me exploró (Dios, que daño...) y nada, que Sofía no bajaba y por lo tanto no presionaba para dilatar.
 
    A las 11.30 no aguanté más y pedí la epidural. Vino el anestesista y me la puso. La comadrona dejó a Bruno quedarse durante el proceso y yo intenté no moverme nada mientras me pinchaba, estaba muy nerviosa. Cuando empezó a hacerme efecto fue una gozada. Notaba las piernas super pesadas y dejé de poder moverlas. No sentía ningún dolor. Absolutamente genial. 
Maribel me trajo un poco de zumo de melocotón. Mala idea. Poco después de la anestesia le vomité encima a Maribel y a Bruno el desayuno. Anécdota para la posteridad. 
Llevaba varias horas allí con Bruno (el pobre muerto de aburrimiento sin poder hacer nada más que darnos charla a Maribel y a mi y mantener los grupos de Whatsapp informados) e intenté dormir un poco mientras Bruno comía algo en la cafetería. 

     A las 14.00 empecé a notar una pierna y algunas contracciones en ese mismo lado. Pedí que me pusieran otro chute y me lo dieron. 

     Hacia las 16.00 Alexia vino a verme y seguía sin dilatar .
Fue entonces cuando oí las temidas palabras: el parto no prospera y no puedes estar tanto tiempo sedada. Sofía no tiene pinta de querer bajar y empujar así que te tendremos que hacer cesárea. 

Asentí pero algunas lágrimas empezaron a rodar por mi cara. No la podría ver nacer, estaría separada de ella un rato, me tendrían que operar... Todo eso me daba un poco de miedo. Me despedí de Bruno mientras me daba ánimos y fuerzas porque él tampoco podría estar en el alumbramiento. La comadrona me preguntó si quería que al nacer Sofía estuviese piel con piel con Bruno al no poder estar conmigo, y accedí sin pensármelo. Sería bueno para ella y para Bruno.

    En el quirófano, que estaba a 20 metros del paritorio, me pusieron en cruz en la camilla y procedieron a anestesiarme de nuevo. Los brazos se movían solos y los dientes me castañeaban por los nervios y por la anestesia. Pedí mil veces disculpas a los enfermeros, anestesistas y cualquiera que estuviese allí dentro por no poder parar de mover los brazos con espasmos. 
No sentí ningún dolor, solo noté el momento en que metieron las manos dentro para sacar a Sofía. Es una sensación extraña, como si amasaran algo pegado a ti y de repente notas un pequeño vacío.

     A las 16.43 del 4 de septiembre de 2013 nació Sofía. La comadrona justo me la enseñó, la pegó a mi cara (y me dejó un pegote de sangre) y se la llevó al pediatra a la sala de al lado. 
Fueron 10 segundos en los que estuve esperando a oír su llanto y fue un alivio oírlo tan fuerte. El pediatra, un alemán, empezó a cantarle una nana en su lengua para calmarla. 
La comadrona me la trajo y me dijo que había medido 54 cm y pesado 3.930 kg, muy grandota. Me la sostuvo pegada a mi cara (ya limpia) y dejó que nos mirásemos a los ojos y le pudiese decir lo guapa y preciosa que era. Después se la llevó con Bruno para el piel con piel mientras me cosían.

    No llevaba las gafas puestas pero aún así, a través del reflejo de la lámpara, pude ver que aún estaba abierta y contaba los segundos para me acabasen de cerrar. Fue bastante rápido.
Me pusieron un vendaje compresor y cuando ya estaban recogiendo los instrumentos y me iban a llevar a paritorio, me dio una arcada y avisé de que creía que iba a vomitar. Y con ello acabé de regar a la enfermera que tenía a mi izquierda y vacié del todo el desayuno. 
Volví a pedir perdón. 

(Para la próxima me la apunto: no comer absolutamente nada antes ni durante el parto. Mejor pasar hambre que vomitarle encima a todo el mundo)

     Eran las 17.20 cuando me llevaron de vuelta al paritorio donde estaban Bruno y Sofía. Me la pusieron al pecho y por fin pudimos estar los tres juntos. 

     Quizás no fue el parto ideal que habría querido tener, pero ya sabía que por mucho que quisiera las cosas vienen como vienen.
Aún así estoy contenta del parto, por lo tranquila que estuve a excepción del momento "te vamos a hacer una cesárea" y por la rápido que me recuperé de la operación. 
Visto lo visto, cuando tengamos otro hijo si puede ser parto natural, mejor, pero si es cesárea no va a ser ningún drama.




Mi bichito y yo 2 horas después de su nacimiento.

jueves, 25 de septiembre de 2014

COSAS DE MAMIS



La maternidad es un mundo fascinante en el que cada día aprendes algo diferente y especialmente para las madres primerizas, que somos esponjas en todo lo relacionado con nuestros hijos.

Desde el embarazo y hasta ahora, que Sofía ha cumplido un año, he pasado por diferentes etapas y experiencias relacionadas por la maternidad. Quiero poner por escrito (para mi o para quien quiera leerlo) opiniones, razonamientos, puntos de vista e información en general del proceso de ser mamá.


No va a seguir un orden cronológico desde el embarazo hasta ahora, sería demasiado aburrido contar todo desde el principio. Prefiero ir publicando según me venga un tema a la mente.



He de reconocer que me cuesta escribir, que he empezado varios blogs y los he abandonado, que no tengo mucho tiempo, pero voy a intentar por todos los medios postear aunque sea semanalmente.

Me haría ilusión que un un futuro mi hija pudiese leer este blog y ver parte de su infancia desde la perspectiva de su madre.