lunes, 6 de octubre de 2014

LACTANCIA

    La lactancia, hoy en día, es un tema peliagudo entre las madres.
Encuentras grandes defensoras de la lactancia materna, de esas que dan el pecho a sus hijos hasta los 4 años, y que en muchas casos se les llama "Talibanas de la teta"; y por otro lado están las defensoras del biberón.
    Estos dos grupos, totalmente contrapuestos, suelen tener grandes discusiones en los foros de mamis y se lanzan pullas y defienden su postura a ultranza, como si todo el mundo tuviese que tomar partido por una opción u otra. Creo que la frase más manida de las embarazadas es: "si puedo se lo daré".

    En mi caso, siempre pensé en dar el pecho. No se me pasó por la cabeza no dárselo a mi hija y optar directamente por el biberón. 

    En la clases de preparación al parto, las comadronas recomendaban fervientemente la lactancia materna y enumeraban todas sus virtudes y hacían parecer que dar el pecho es lo más fácil del mundo. Supongo que habrán madres que no tendrán ningún problema y sepan dar correctamente el pecho desde el primer momento, pero no ha sido mi caso.

Mi experiencia fue la siguiente:

    Sofía nació por cesárea y la subida de la leche no la tuve hasta el tercer día (dentro de lo normal). Mi niña nació con casi 4 kilos y un hambre voraz. Se pasó los tres días de hospitalización enganchada a la teta intentando hincarle el diente dónde sólo había calostro. Vamos, que creo que el calostro se lo bebió el primer día y de allí no sacaba nada más por lo que al día siguiente empezó a quejarse y llorar porque tenía hambre. La comadrona nos recomendó, a regañadientes, que le diese el pecho y si se quedaba con hambre le diésemos 5-10 ml de leche de fórmula y eso por fin la calmó hasta que me subió la leche al salir del hospital.

    Durante estos días la nena había estado enganchada casi todo el día y yo, como madre primeriza y con la cesárea recién hecha, no colocaba a mi hija correctamente al pecho. Resultado: pezones en carne viva. Había leído sobre las pezoneras y le pedí a mi marido que me las comprase: Mano de santo! Las utilicé durante un mes y cuando me vi preparada me las quité y pude dar de mamar al natural, pero sin ellas hubiese dejado la lactancia materna por el dolor que me creaba la succión continua tantas horas al día teniendo grietas y supersensibilidad.

   A las 2 semanas, en la revisión con el pediatra, vimos que Sofía no había engordado nada, 15 gramos en todo este tiempo. El pediatra me comentó si quería seguir dándole el pecho y complementar con pequeños biberones. Conozco a madres que les ha pasado exactamente lo mismo y decidieron pasarse a los biberones, pero yo soy muy terca para estas cosas y no me quería dar todavía por vencida.
Así que entre las 2ª semana y los 8 meses y medio, le estuve complementado con biberones pequeños de 60-90 ml según el hambre que tuviese.

   Mi niña siempre ha sido muy glotona. Al principio me asustaba porque tardaba en mamar por lo menos una hora. Se dormía una siesta, se despertaba un ratito y vuelta a mamar.
Los primeros meses, cuando mamaba cada 3-4 horas, implicaba pasar una media 6-7 horas diarias dando de mamar. Puedo entender a las madres que deciden dar un biberón y acabar en 10 minutos, pero yo me lo tomé como algo que sólo podría tener con mi hija durante un periodo de tiempo muy corto y que era un vínculo que sólo tendríamos ella y yo. Esas horas pasadas las dos juntas piel con piel no las podré repetir más, por mucho que quiera, porque los niños crecen enseguida y se vuelven más independientes y no quieren pasarse horas pegados a su mamá.

   El pediatra me recomendó darle 10 minutos de cada pecho, pero no le hice demasiado caso, y por lo menos le daba 20 minutos cada pecho. Debe de ser que mi niña era de succión lenta, porque más o menos se mantuvo a este ritmo hasta que a los 7 meses empezó a destetarse ella poco a poco. 
Cuando empecé a trabajar a jornada partida (hacia los 7 meses) le daba el pecho antes de las comidas: por la mañana, a las 6.30, a las 13.30 y por la noche. El resto de tomas las hacía de biberón. Pero cada vez hacía las tomas más cortas, 10 minutos como mucho. 
    Hacia los 8 meses parecía que mamar se le hacía pesado o aburrido, tenía muchas más cosas que hacer y/o ver como para estar un rato esforzándose por sacar leche, así que los 8 meses y medio se destetó ella sola. Y no ha vuelto a pedirme teta ni a buscarla. Es una fanática de la cuchara y se zampa unos platos de puré de verduras de aúpa. La leche la aborrece y solo se la toma de madrugada y medio dormida.

   La verdad es que pude disfrutar mucho de la lactancia. Ver la mirada de satisfacción y adoración de tu hija al amamantarla, no tiene precio. El pecho no es solo alimento, es cariño, ternura, consuelo, un lugar dónde se siente a gusto y que crea un vínculo muy fuerte entre madre e hijo.

   Me hubiese gustado estar más tiempo dándole el pecho, hasta el año por lo menos, pero ella lo decidió así. A veces hasta lo echo de menos...