jueves, 7 de mayo de 2015

PRIMER VIAJE DE SOFÍA

Hacía 2 años que no salía de la isla. La última vez estaba embarazada de 5 meses.

Mi abuela tiene 97 años y hace poco se ha mudado a una residencia. Tiene la cabeza perfectamente bien (y ya quisiera yo tener todos sus conocimientos!) pero el cuerpo ya no da mucho de si. Aún así es lo suficientemente coqueta como para pasar por la peluquería y pintarse las uñas par la ocasión. Y es que aún no había conocido a su bisnieta.
Como en la renta de este año nos han devuelto la deducción por madre trabajadora, he visto el cielo abierto para poder hacer este viaje a Barcelona. Ida y vuelta el mismo día, que sino se nos sale de presupuesto.

Ha sido agotador, no tanto por Sofía sino por el trajín de andar de arriba a abajo sin parar y sin apenas tiempo de nada.

El vuelo salía a las 8.25 por lo que nos hemos tenido que levantar a las 6 para estar en el aeropuerto a las 7. Lo de pasar por el control con niños se hace más largo. Tienes que llevar los potitos y líquidos para el bebé en una bolsa a parte porque los llevan a analizar, no sea que lleves armas bioquímicas. Incluso te pueden llegar a obligar a probar alguno de los mejunjes para corroborar que es lo que dices  que es (ya me veía yo con la cuchara de plástico y potito en mano haciendo Mmmmmhhh!!! como Sofía...jejeje). La máquina (o el que la controlaba) tardó 5 minutos de reloj en decirnos que era apto para el consumo. 
En Ibiza me dejaron pasar con Sofía en brazos, en cambio en Barcelona la hicieron pasar a ella caminado sola y yo detrás (y pité, para más inri, menos mal que Bruno estaba detrás para coger a Sofía, o me tienen que cachear con la niña en brazos).

A Sofía lo de pasar tanto tiempo en el cochecito pudiendo correr, no le va. A las 7.30 de la mañana tenía las pilas cargadas y le dio varias vueltas a los asientos de la puerta de embarque.
En el avión no paró. El cinturón le impedía moverse alegremente y no le gustaba demasiado, pero intentamos entretenerla con los dibujos de seguridad del avión. A la vuelta iba más cansada y se durmió a medio vuela viendo los dibujos de Mickey Mouse en la tablet.

Uno...Dos..Tres...Cuatro... Los número en los dibujos de seguridad


Para ir a Barcelona cogimos el Aerobus y pudimos poner el cochecito en el apartado reservado para minusválidos. 
Fuimos al Starbucks, al Fnac, a la Disney Store (sin subir a la primera planta que era de princesas porque no vi ascensor por ninguna parte) y cogimos el metro un par de veces para hacer varios recados.

Adoro el metro, me parece el transporte más rápido dentro de la ciudad y me muevo con soltura entre las líneas. Pero nunca había viajado con cochecito. No está muy bien adaptado. No siempre encuentras ascensores para poder baja o subir las plantas y porque íbamos los dos, no me imagino subiendo esos tramos de escalera interminables yo sola con el cochecito. Dentro del metro, depende de qué línea a veces tiene un apartado para cochecito y sillas de ruedas (que curiosamente estaba ocupado por 2 personas que al vernos y habiendo muchos asientos libres, no hicieron ningún ademán de dejarnos sentar ni ahorrarnos el estar pegados a la puerta y medio obstaculizar las entradas y salidas... qué le vamos a hacer...).

Para la vuelta al aeropuerto encargué que un taxi viniese a buscarnos a la residencia de mi abuela para poder estar más tiempo con ella, ya que se encuentra casi a las afueras de la ciudad y tardábamos mucho en llegar a Plaza Cataluña. Llamé a radio taxi y ésta fue la conversación:

- Yo: Hola quiero encargar un taxi para las 18.30 que tenga sillita de bebé. Tengo una hija de 20 meses.
- Telefonista: Debes saber que por ley en los taxis pueden ir en el regazo por zonas interurbanas. No es obligatorio el uso de sillitas.
- Yo: Ya, pero es que vamos al aeropuerto.
- Telefonista: No es obligatorio en viajes de menos de 100 kilómetros.
- Yo: Me da igual, quiero la sillita.
- Telefonista: Tiene un sobrecargo de 12 euros... Y te digo que no es necesario.
- Yo: Me da igual. Los pago. Quiero la sillita.

Yo ya sabía lo de la ley de taxis, ya lo había buscado por internet (gracias San Google!). Entiendo que no lleven sillitas dentro de ciudad, dónde a lo mejor las distancias son cortas... Pero para hacer 25 km por autovías y a 90 km por hora, creo que es fundamental.  
35 euros no salió la broma, pero los pago gustosa si con ello mi hija va segura en el coche, que no es que tenga que pasar nada, pero por si acaso. Si yo me pongo el cinturón, mi hija también. No me parece bien esta ley. De mi casa al trabajo tardo 5 minutos en coche, y no voy a más de 50-60 km/hora y aún así siempre va en su sillita, no va a ser menos para una distancia mucho más larga y peligrosa.

Añadir leyenda


La visita con la bisabuela muy bien, Sofía no paró de correr de un lado a otro de la habitación (tras un breve momento de vergüenza por los desconocidos). 
Siempre tendrá la foto con su bisabuela, no creo que podamos hacer muchas pero ésta quedará para el recuerdo.

Bisabuela, nieta y bisnieta.



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