jueves, 18 de octubre de 2018

LUCAS Y LA LACTANCIA MIXTA

¡Madre mía lo que ha llovido! Han pasado 9 meses y medio desde que nació Lucas y releyendo algunos de los posts me doy cuenta de lo pava y sabelotodo que parezco.
Cada embarazo es un mundo pero es que cada hijo es para empezar el manual desde 0.
Ya puedes hacer exactamente lo mismo con los dos, que cada uno responderá de diferente manera.

La lactancia con Lucas fue complicada. Me pasó lo mismo que con Sofía y no sé si es que con la cesárea no pillo buena posición pero me volvió a dejar los pezones hechos puré y tuve que recurrir a las pezoneras. Con Sofía al cabo de un par de semanas las pude dejar y seguir de manera natural pero con Lucas fue imposible. Es tan cabezón que no quería mamar sin pezoneras, con un mes y algo era capaz de llorar delante del pecho muerto de hambre hasta que ponía la pezonera y entonces mamaba.


Lucas fue un recién nacido muy nervioso, ansioso con la comida. Tenía mucha hambre y o no acababa de mamar correctamente o bien le parecía que llevaba mucho tiempo y el surtidor no estaba a tope. Le tuve que complementar al igual que a Sofía pero el biberón Calma de Medela no le gustaba, porque tardaba en salir igual que el pecho y él quería algo inmediato así que después de varias semanas de lucha pasamos a un biberón convencional (Nuk Nature, con la forma lo más parecida al pecho).


Si juntamos niño ansioso y cabezota con biberón pasó lo inevitable: se empezó a destetar, cada vez mamaba menos porque sabía que después le complementaba con biberón.

Lloré un montón porque quería seguir dándole el pecho pero cada vez mamaba menos minutos y el tiempo que lo hacía se quejaba y con otra niña que cuidar no me veía con el sacaleches a cada toma para aumentar la producción, si apenas tenía tiempo para nada.
Así que seguí hasta que ya se me retiró toda la leche sin ninguna molestia porque fue paulatinamente y el biberón lo cogía con hambre y en 15 minutos se lo había tomado todo a diferencia de las tomas eternas y las luchas constantes que le daban cólicos y nos estresaba a él y a mí.
Tras dos meses de lactancia mixta pasamos a la leche artificial y todo empezó a ir rodado, a estar más contentos todos y conseguir por fin una rutina llevable.

Ahora leo mis propios posts sobre la lactancia y me veo prepotente, como si tuviese la verdad absoluta de todo. Sigo siendo defensora de la lactancia materna y creo que es lo mejor para tu hijo pero está claro que debes adaptarte a cada situación y que a veces las cosas no salen  como quieres. Los niños crecen igual con lactancia artificial (Lucas lleva el mismo crecimiento que Sofía a su edad) y al final debes hacer lo que mejor os convenga a tu bebé y a ti.





martes, 5 de junio de 2018

EL NACIMIENTO DE LUCAS

26 de diciembre. 39 semanas y 3 días.

Mi ginecóloga me tenía cardíaca perdida porque ese día me iba a hacer un "tacto" (maniobra Hamilton para los entendidos) a ver si me ponía ya de parto, que Lucas pesaba ya lo suyo y no se encajaba ni para atrás.

Pero, nada. Eso estaba más cerrado imposible,ni medio dedo, nada de nada... (yo suspirando de alivio porque no me había hecho daño, que en estos tactos ves las estrellas).

- Tranquila Diana, que este niño no sale hasta enero, a ver si la semana que viene ya no estás tan verde.
Y tan pichi para casa que me fui.

00:10 (ya 27 de diciembre)
Como soy muy #malamadre y Sofía se había pegado una señora siestorra después de comer a estas horas estaba yo aún metida en su cama para dormirla y en eso que cuando lo consigo y camino 2 metros... Zas!! Las Cataratas de Niágara.

WTF? PERO NO ESTABA YO MUY VERDE??

Y eso que no paraba de salir agua, que a medio paso que daba, se inundaba todo... Y ahí, sentada en el baño, llamé a mi marido que estaba trabajando:

- Cariño, he roto aguas.
- Vale... Estás bien? Tienes contracciones?
- Si estoy ben, aún no tengo contracciones.
- Y que hago? Vengo?
- Pues hombre, yo creo que si...
Llamada a los abuelos (fiesta, fiesta, ya viene nuestro nieto) para que se queden con Sofía. Llega mi marido, cojo la maleta entre charco y charco de agua y a la 1.15 en la clínica.
Lo de siempre: has roto aguas pero estás muy verde. Tienes contracciones pero no dilatas aún. El niño no está encajado, a ver como progresa la noche.
Toda la noche con contracciones cada 3 minutos. A mi me duelen, no sé qué dirá la máquina. A las 8 llega la comadrona. Sigo igual. No he borrado ni el cuello del útero.
La comadrona, con todo el tacto del mundo y con cara de poker para no influir me comenta la situación:
La cosa no avanza. Al tener una cesárea anterior no pueden meterme Oxitocina alegremente. Tienen que empezar con unas tiras de prostaglandinas poco a poco, ver como va, si hace efecto, y quizás, al cabo de 12 horas o más ver que medicación pueden poner para acelerar, pero que es como si empezase un parto de 0, muy lentamente, controlando mucho y estamos hablando de 30 o 36 horas de parto. (más que las 22 horas que estuve con Sofía).
O bien, ya que tenía una cesárea previa y eso era una clínica privada, me podían hacer una cesárea electiva.
Me dejó pensarlo y luego vino la ginecóloga y tras la exploración me dijo exactamente lo mismo.

No me lo pensé. Ya había pasado por una cesárea. Sé lo que es. Intentar un parto vaginal medicalizado era exponerme a que Lucas tuviese sufrimiento fetal, yo estuviese extremadamente cansada para cualquier cosa y con posibilidades de rotura de útero si la medicación forzaba demasiado la máquina. Y todo desembocaría en una cesárea de urgencia. Prefiero el post operatorio a que mi niño sufra en cualquier momento.
Como íbamos sin prisa, me pusieron la epidural raquídea y la ginecóloga se lo tomó con la calma y me fue separando las capas una a una porque se habían adherido desde la última vez.
A las 10.07 nacía Lucas. Pude ver como lo sacaban. Mi niño grandote: 54 cm y 3.750 g.



Se lo llevaron a pesar y medir, me lo trajeron para que lo viese y se fue con su papá a hacer el piel con piel mientras me cosían.
He investigado, he leído muchos blogs y en los dos casos han sido cesáreas necesarias. No me duele no haber podido parir vaginalmente. Las cosas han salido así, quizás en un futuro me sepan decir por qué mis niños no se encajan, puede que mi cadera esté mal formada por dentro o haya algo que lo impida.
No lo sabré nunca pero para mí lo más importante es que mis niños estén bien, que hayan nacido sin ningún problema y que yo pueda estar con ellos pese a todos los puntos que lleve por dentro. Son mis heridas de guerra, las más importantes porque gracias a ellas tengo a mis hijos.

Y eso es lo que cuenta.

jueves, 31 de agosto de 2017

LUCAS AL 57 %

Es un niño!! (O mejor dicho, un troll, porque juega al despiste en modo profesional).

Si en algo se está pareciendo a su hermana es en la juerga que me tiene montada dentro de la barriga.
La eco de las 12 semanas salió muy bien y volvimos a las 16 semanas para saber el sexo. Sofía no paraba de decir que sería una nena y se llamaría Aurora (pensaba que cada semana me cambiaría el nombre por Elsa, Mérida, Ariel, Blancanieves, etc, pero no, se mantuvo con el mismo nombre durante 2 meses).
Llega el día de la eco y durante unos 5 minutos nos confirman que es una niña, que las 3 famosas líneas así lo delatan. Aurora pues. 5 segundos antes de quitar el ecógrafo de repente la ginecóloga dice: "No, espera que he visto algo." ¿Espera? ¿Espera qué?, y se le ocurre cambiar drásticamente de ángulo y ZASCA: pilila y huevecillos a la vista (que al principio ni podía ver, que sólo veía piernas y bultos en medio del mareo por el cambio de sexo repentino).
¡Un niño! ¿Un niño? ¿Y ahora que hago yo con un niño? Mi casa está invadida de princesas, vestiditos  y color de rosa. ¿Cómo se trata un niño? Bruno descojonándose porque dice que ahora me tocará a mi pasar el proceso de adaptación al otro sexo, como le ha pasado a él con Sofía aprendiendo a lavarle la "flor" a la niña y entender los complementos y los conjuntos de chica.
En el tema de la ropa los niños son cosa fácil: pantalones y camiseta/camisa/jersey. Y para de contar.
Así que he decidido que todo el dinero que no me voy a gastar en vestidos para este niño lo haré en camisetas frikis que pueda lucir con orgullo (o inconsciencia, que tardará un poquito en saber apreciar a Spiderman, Batman y todo el mundo de los superhéroes).

Una vez asumido el rol de futura madre de un niño, viene el segundo problema. El nombre.
Con Sofía hice una campaña sutil pero productiva porque hacía tiempo que me gustaba ese nombre pero en cuanto a nombres de niño, nunca nos hemos puesto de acuerdo. Han habido un par de quizás, no sé, ponlo en la lista pero no lo tengo claro, etc. Pero yo, que mi segundo nombre es Ansia Viva, necesito poder llamar por su nombre a mi hijo para acostumbrarme y eso implica que antes de los 6 meses de embarazo tiene que tener el definitivo. Y así, con toda la presión, se lo hice saber al padre de mis hijos. Que me hecho la mirada de "como siempre, estás flipando y te puede la ansia", pero es que soy muy pesada.

Y llegó el día en que me dijo: "Diana, tengo un nombre, pero tienes que tener la mente abierta."
(Esto dicho así, asusta. No sabía por dónde me iba a salir, muy chungo no podía ser porque el nombre de Eric ya le parecía muy extranjero, pero cogí aire).
"He estado pensando y me gusta el nombre de Lucas..." (bien, vamos bien, ese nombre también me gusta) ... Bruno. Así no repetimos exactamente el nombre familiar pero se le hace un homenaje poniéndolo de segundo nombre". (←aquí está la mente abierta).

Pues ole. Fumata blanca, Habemus nombre: Lucas Bruno Roig Almirall.

El embarazo lo llevo bien, un poco más cansada por el trabajo a jornada completa y por Sofía. Las náuseas no se van. Estoy enchufada al Cariban cada día. He conseguido reducir la dosis a un sólo comprimido por las mañanas. He intentado 3 veces dejar de tomarlo y pero las náuseas vuelven para quedarse todo el día y así no puedo estar.  Mi comadrona me dio las pautas de: come cosas frías, galletitas de jengibre y no dejes el estómago vacío mucho tiempo y yo en plan "Si, si, claro" (cómo si eso no lo hubiese intentado ya, no sirve de nada). Sofía me quitó el chocolate y las frituras durante 7 meses, Lucas no me lo ha quitado pero me hace poner cara de asco más a menudo. En fin, es lo que hay: 4 meses más y podré volver a lavarme los dientes sin pasar mal trago y volveré a recuperar el buen sabor de boca, ya queda menos.


Lucas "A Tope" como su hermana en la eco de las 20 semanas

Ya hemos pasado los nervios de la eco de las 20 semanas, todo está en su sitio aunque costó de ver porque el nene no se estaba quieto y había mala transmisión (ejem! Eso en cristiano significa "la grasa abdominal no nos deja ver bien la imagen AKA tus chullas no ayudan, guapa!). 

Siguiente paso: Test O'Sulivan en 10 días o como tragar el líquido naranja asqueroso y no vomitar por el camino (Cariban mediante 😉). Cruzando los dedos para que no salga diabetes gestacional.

domingo, 25 de junio de 2017

NÚMERO 2 EN CAMINO

Soy muy de números, me encantan las matemáticas.
Hace unos meses dije en broma: con Sofía tardamos 6 meses en quedarnos, con nuestro Ninja han sido 4, el siguiente será a los 2 meses!

Dicho y hecho, el descanso aconsejado después de un aborto es de 1 o 2 meses. Y eso fueron.
Número 2 en camino. (Porque no quiero un 3er hijo, que por progresión matemática me quedaría al segundo de pensarlo!).

Este embarazo está siendo muy diferente. Las primeras semanas sencillamente levitaba por encima del tema, sin querer ser del todo consciente hasta que lo confirmasen.
Supe que estaba embarazada a los 22 días de mi última regla. Hubo un subidón de hormonas brutal que me retumbó en los pechos, como si me acabara de subir la leche y lo confirmé 3 días más tarde.
Como buena "ansia viva" que soy, me estuve haciendo tests cada 2 días para ver la progresión de la hormona hCG en las tiras (menos mal que Amazon me las vende en lotes a precio de risa).

Lo peor es la espera, casi 4 semanas para poder ver la primera ecografía y que me confirmasen que allí había algo y que todo iba bien. Y aún así pasar todo el primer trimestre con miedo, comprobando cada día que no sangraba y comiéndome la cabeza por cada pequeña cosa que fuese diferente del embarazo de Sofía.

No he pasado muy buenos meses. Me resistí todo lo que pude a tomarme las pastillas para las náuseas pero cuando a las 10 semanas casi ni me dejaban trabajar, sucumbí y ahora lo llevo mejor. Por lo menos ya no vomito día sí día no y aunque sigo teniendo alguna cada día, son llevables.

Hace 3 días nos hicieron la ecografía de las 12 semanas, para comprobar que todo estaba bien y descartar factores de riesgo de Sindrome de Down y Trisomía y al salir, le comenté a mi marido que así como con Sofía todo era una fiesta, ilusión y lloros, esta vez era más tranquilo. Como si tachara un listado de cosas que cumplir. Y me supo mal porque no se lo merece. Porque estoy muy contenta aunque siga asustada y al mismo tiempo anestesiada porque no quiero sufrir tanto como con nuestro Ninja. Supongo que una vez pase todo miraré atrás y me diré; tendrías que haberlo disfrutado más.
También es verdad que con el primero tienes todo el tiempo del mundo para centrarte en ti misma y tu bebé y en cambio ahora una renacuaja de casi 4 años exige tu atención y ocupa tu tiempo.
Si además le sumas que estás en plena temporada de trabajo y de colegio y que hay que hacer malabarismos para cuadrar todos los horarios durante el día: primer trimestre un tanto caótico.

Por el momento y hasta que de aquí a 4 semanas no nos confirmen el sexo nos referimos al bebé como "número 2".


PRESENTACIÓN EN SOCIEDAD


sábado, 18 de febrero de 2017

EL NINJA QUE NO PUDO SER

Este es el post que más me va a costar escribir.

Hace un año estaba preocupada intentado cuadrar las cosas para buscar un segundo hijo: que si las oposiciones de mi marido, que si mi trabajo, que si no sabía cuánto tardaría en quedarme embarazada...

En septiembre nos pusimos a ello y el 20 de diciembre supimos que había dado sus frutos. El momento era ideal: mismas fechas (con sólo 2 días de diferencia) que con Sofía, perfecto para cuadrar mi trabajo, la ropa del anterior embarazo me iba a servir por las fechas,todo a pedir de boca.

El 18 de enero, embarazada de 8 semanas, fuimos a hacer la primera ecografía y llegó el primer batacazo: el tamaño del embrión correspondía a 2 semanas menos y no se podía ver bien, había una sombra y aún no se escuchaba latido. Me puse en lo peor y venga a llorar en la consulta. La ginecóloga me dio cita para 2 semanas más tarde para comprobar que hubiese crecido y que simplemente era un baile de fechas. Pero yo no estaba tranquila. A los 27 días de embarazo había dado positivo en el test y el Clear Blue me puso 1-2 semanas de embarazo, así que allí estaba yo intentando auto convencerme de que todo estaba bien, aunque dentro de mi seguían sin cuadrarme las fechas. Como motivación decidí llamarlo "Sombra Ninja" porque se escondía de nosotros y no se dejaba ver.

El 21 de enero empecé a sangrar un poco, fuimos a urgencias y simplemente me dijeron que reposo relativo y coger cita con la ginecóloga.

El 23 de enero seguía sangrando y la doctora nos confirmó lo que más temíamos: el embrión se había hecho más pequeño y no se veía. Aborto espontáneo. Puesto que ya estaba sangrando decidí no tomar ningún medicamento y esperar a que el cuerpo lo expulsase todo solo. Una semana viendo cómo mi hijo salía poco a poco de mi y llorando con cada coágulo.

Ha pasado un mes y poco a poco estoy mejor. La primera semana no podía hablar del tema sin llorar. Cuando no te ha pasado nunca tienes la sensación de que la pérdida de un embarazo de tan pocas semanas no tiene que ser tan traumático. Apenas son células dividiéndose, no lo has notado moverse. Quizás sea diferente para cada personas pero creo que si ya has sido madre lo vives diferente. Para mi ya era mi hijo. Ya me había imaginado la vida con él, el embarazo, sentirlo dentro, los cumpleaños conjuntos con su hermana. Nos habíamos hecho a la idea de que iba a ser un niño y ya estaba mirando ropa y cositas para él. Sofía sabía que llevaba un bebé en la "panxa" y sigue preguntando por él de vez en cuando. 
Pero todo se va al garete y sientes que no has podido hacer nada por él, que es una vida perdida que no podrás conocer nunca y que, de alguna manera, espero poder encontrarme con él algún día.
La vida es así, incluso si consigues que sea el momento ideal y perfecto te llega una dosis de realidad y te la pega. 
Vamos a seguir intentándolo pero esta vez con mucha más calma. No pienso obsesionarme por las fechas y me da igual si llega en medio de las vacaciones o de la temporada de verano. No es algo que pueda seguir controlando y no está en mis manos.

Dicen que con el intercambio de sangre llevas parte de tu hijo dentro de ti durante 20 años, así podré tener a mi Ninja conmigo un tiempo más. 

domingo, 25 de diciembre de 2016

OPERACIÓN CHUPETE

No sé si cantar victoria es precipitarme pero hemos completado con éxito (aparentemente) la operación fuera chupete.

Empezamos hace dos meses cuando vino LA BRUJA y se llevó todos los chupetes (unos 8 porque es una acaparadora de chupetes y le gustan más que los peluches) excepto uno a cambio de que sólo lo utilizase para dormir. Y lo entendió (después de llorar un poquito y preguntar por qué no podía tener siempre el chupete). Ella misma lo guardaba cuando se despertaba de la siesta o de la noche y no ponía pegas.

La segunda fase ha sido una campaña brutal (y repetitiva) en la que le informábamos de que la noche del 24 iba a venir Papá Noel y que a cambio de que ella le dejase el chupete para dárselo a los bebés le traería regalos. Repitiéndolo cada día para que calase bien hondo.
Ayer por la noche, en el coche de vuelta a casa después de la cena de Nochebuena, se puso a llorar porque no quería tener que dejar el chupete. Al llegar a casa hicimos el ritual de ponerle un platito con una galleta Oreo y el chupete a Papá Noel. Sofía parecía una yonki, dándole chupadas al chupete y dejándolo de nuevo en el plato, como si se despidiese del sabor y del látex.

Nos fuimos a dormir y preguntó por el chupete un par de veces y le volvimos a repetir la cantinela. Pidió muchos abrazos y besos y ha dormido toda la noche de tirón sin pedirlo.

UN ÉXITO.

Hoy pasaremos la primera siesta sin chupete pero visto como ha ido la noche puedo dar por finalizada la operación chupete. En el colegio ya son varios los que han recurrido al mismo trato (con Papá Noel o los Reyes Magos).

Bye Bye chupete. No te echaremos de menos.




viernes, 16 de septiembre de 2016

ESCUELA DE MAYORES

Semana de adaptación al colegio:


Sofía es una crack. Todo superado. 0 lloros. Me dice "Adiós Mami" tan contenta cuando me voy.

Estoy por ponerme una medalla. A la mejor madre de la mejor hija (y ya si eso mañana me vuelvo a poner la de malamadre, que me la gano todos los días).

Los que parece que nos facilitado la adaptación ha sido:

  • La mochila: esta niña es fan de los bolsos y los complementos. Le regalaron la mochila de Patrulla Canina y estuvo paseándola por la ciudad dos mañanas seguidas. Chase y Marshall molan para ir al cole.
  • El patio/los jueguetes: ponle un tobogán, plastilina, casitas y juguetes y la tienes ganada, se olvida hasta de su madre.
  • Vacaciones: Acabó la guardería el 31 de agosto y ha estado semana y media a cargo de los buenos abuelos que la han llevado al parque, la han montado en caballito y la han paseado por todos lados. Desconexión de guardería. (yo también quiero una vacaciones así, a ser posible en Port Aventura).
  • Extrovertida: esta niña es super sociable y no tiene problemas en hacer amigos y acoger bajo su ala a cualquiera.
  • Haber pasado por la guardería: se ha notado mucho los niños que no han ido a guardería, lo han llevado peor que los otros. A Sofía también le costó un poco adaptarse a los 18 meses a la guardería, sobre todo al dejarla, pero como ahora ya está acostumbrada no ha tenido problemas. Me ha dicho adiós y me ha enviado a casa sin complicaciones.
  • Actitud positiva: Qué guay! Sofía va al cole de mayores! Con su mochila nueva! Y jugará en la casita y con la plastilina! Yupiiiii!
  • El cambiazo: Que Sofía aún no se haya dado cuenta cuando me dice "Mami, a la guarde, NO. Al cole de mayores" de que viene a ser lo mismo. Ya veremos el verano que viene, después de las vacaciones, cómo se toma la vuelta al cole.

Mi madre siempre me recuerda que cuando a los 3 años me llevó a la guardería, la profesora le explicó que el primer día, al entrar en clase, me fui directa a la profe y le dije: "Hola! Me llamo Diana. ¿Quieres que te ayude en algo? (ya sabemos a quién ha salido mi hija).

Pero resuminedo: ¡Periodo de adaptación superado! Ahora empieza lo duro: trabajar a jornada partida 2 semanas más compaginando su horario, el mío y las comidas. Pero octubre llegará pronto y con ello mi media jornada.

Sofía a tope con la plastilina!