sábado, 11 de julio de 2015

YO (AÚN) COLECHO

Ya llevamos un año colechando.

No lo diré muy alto, pero la verdad es que ahora duermo mucho mejor. Llego reventada a casa después de levantarme muy pronto, trabajar todo el día y querer pasar el máximo tiempo con mi hija y cuando pillo la cama, tardo 5 minutos en quedarme dormida.

Hemos tenido nuestras etapas en el colecho. La última fue hace un par de meses cuando Sofía decidió que era mucho más cómodo dormir encima de mi almohada y de mi cuello que en su cuna y estuve un mes deslizándome por la fina línea que separa la tortícolis del simple dolor de cuello.
Pero una tiene que innovar o morir en el intento. Y sabéis qué? Que mi preciado cojín de lactancia me ha vuelto a salvar y tiene una tercera vida (la primera fue para dormir, la segunda para lactar y ahora viene ésta). Se ha convertido en el super cojín de la cuna. Teniendo en cuenta que mi niña no para quieta y tanto duerme del derecho como del revés como atravesada, el cojín cumple todas las funciones. Le voy a hacer un monumento!
Ahora ya he conseguido que duerma en su parte de la cuna y solo haga incursiones a mi cama en contadas ocasiones. 
Por eso ahora puedo dormir mucho mejor. Soy capaz de dormir hasta las 4 del tirón y luego seguir hasta que me suene el despertador. Es lo más parecido a mi sueño antes de tener a Sofía. 

Super cojín de lactancia al rescate!

El colecho ha sido una necesidad, una adaptación a las circunstancias (como todo desde que nació nuestra hija). Me hubiese encantado que desde el primer momento adorase su cuna y durmiese plácidamente allí del tirón pero como no es algo que pueda decidir, y no hay Estivill que me valga, bienvenido sea el colecho en la familia (y mucho más con cuna en sidecar, que por lo que he podido observar y por comentarios de otras madres, es más cómodo que con el bebé entre los padres).

Una vez superado el colecho viene la segunda etapa: cuando pasarla a una cama normal en su dormitorio. 
Le suelo dar muchas vueltas a las cosas y adelantarme a los acontecimientos para tener claro qué hacer, pero el tema de cómo conseguir que Sofía duerma en su cama no lo acabo de tener claro.
Creo que hasta los 3 años, aproximadamente, dormirá en nuestra habitación. No la veo preparada para dormir sola con la mamitis galopante que tiene y me parece que aún nos espera más de un año juntos los tres.
No importa si su papá se levanta de la cama, pero como lo haga yo y no sea para cogerla en brazos y bajar juntas, se pone a llorar desconsoladamente.

El paso previo sería que aprendiese a dormir en una cama. La cuna se le empieza a quedar un poco pequeña, que la niña no es larga ni ná...
Una solución sería poner un colchón en el suelo o bien una cama supletoria pegada a la nuestra con la barrera puesta para que no caiga. La cuestión es cuándo. No sé si intentarlo en septiembre, cuando cumpla 2 años o más tarde. No sé qué pistas me puede dar para saber que está preparada para dormir en una cama y si podrá aguantar sin subirse a la mía o si es demasiado pronto y montaré un cristo en nuestro dormitorio para nada, para volver a desmontarlo todo enseguida.

Hace un par de semanas se cayó de la cama por el hueco de 45 cm que hay entre el final de su cuna y el final de nuestra cama, que tiene barrera. Vaya susto me dio! Al final sólo tuvo un marca roja en la frente durante un día y nada más. Le hice una exploración exhaustiva a las 5.30 de la mañana para ver si se había hecho daño en la espalda, en los dientes (cayó de cara) o en algún hueso pero por suerte los niños están hechos de goma...

Me parece que nos lo tomaremos con calma y el año que viene, que supongo que ya podré razonar más con ella, intentaremos lo del cambio de dormitorio. Mientras tanto disfrutaré de los despertares mañaneros con una sonrisa que me regala!

Buenos días, Mami! Son las 7:30!

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